Tang Yun nunca había querido una vida emocionante llena de batallas y derramamiento de sangre. No eligió ser la líder de la Secta Chu porque quisiera el poder. Simplemente era su responsabilidad hacerlo porque era lo que su familia y su mentor esperaban. En aquel entonces, no tenía deseos. Todo lo que quería era ser la mejor artista marcial que hubiera y cumplir con su destino y su deber.
Las cosas habían cambiado desde aquel entonces. Ye Fan había irrumpido en su vida y había derretido las gélidas paredes que rodeaban su corazón. Le mostró que había algo más en la vida.
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