A pesar de todo, una superpotencia dictatorial como aquella ya no podía quedar sin control.
Las estructuras internas de entidades oficiales como el Palacio Folo y el Castillo del Dios de la Guerra estaban altamente reguladas. Ni siquiera alguien como Ye Qingtian podía dictar las operaciones externas del Castillo del Dios de la Guerra.
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