Cuando la espada atravesó su cuerpo, la sangre brotó sin control como una cascada. Todo lo que Lu Ziming podía sentir era que su cuerpo se volvía pesado, hasta el punto de que sus piernas ya no podían soportar su peso. Con un fuerte golpe, cayó al suelo.
—¡No! Sr. Lu... No muera...
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread