La sangre fluía bajo sus pies mientras un mar de cadáveres se extendía por todas partes.
En la oscuridad, la silueta que tenían delante parecía un fantasma mientras caminaba hacia Sato y los demás con calma. Estaban petrificados, y eran incapaces de caminar siquiera. Sus piernas se quedaron flácidas mientras miraban a esa parca con miedo en los ojos, mientras caminaba hacia ellos, paso a paso. Nadie podía entender los sentimientos que pasaban por sus mentes ahora. El terror golpeaba sus corazones, y casi se atragantaban del miedo.
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