Pero Ye Fan no se dejó afectar por las lamentables y desesperadas súplicas de Li Er. Tomó la tetera de té recién hecho, sirvió un poco en una taza, y se la pasó a Li Er.
—¡Señor Chu, no es momento de beber té! ¡Los problemas ya están cerca de nuestras puertas! ¿No siente ninguna presión? Si ya tiene un plan, ¡dígamelo para que San y yo no nos sintamos tan nerviosos!
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