Mochizuki Kawa estaba histérico. Teniendo en cuenta que era el Dios de la Espada de Japón, pensó que Toyotomi Kawayoshi y los demás lo protegerían sin duda alguna, ya que estaba herido; sin embargo, huyeron deprisa justo cuando más los necesitaba.
Por fortuna, el resplandor de la espada aterrizó en un terreno vacío frente a él. De lo contrario, hubiera quedado sin duda muy herido, aunque no muriera.
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