—¿Y ahora qué, tercer joven señor? Chu Tian-Fan es quizás tan poderoso como un gran maestro supremo a estas alturas. Nuestros hombres son incapaces de enfrentarse a él. Los únicos que podemos enviar son quizás el anciano Xuan y el anciano Ming. —El anciano que tenía delante le preguntó preocupado.
El rostro de Chu Qi-Tian se ensombreció mientras estaba sentado en su habitación.
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