Susa Mikoto frunció el ceño al escuchar los gritos de acusación de Suzumiya Eigetsu.
—¡Cállate! ¡Lo que importa es el resultado, no el proceso! Suzumiya Eigetsu, Ye Fan está muerto. Nadie puede protegerte ahora. Si sabes lo que te conviene, ve al altar y sacrifícate para recibir a la Diosa de la Luna. Este es tu destino. No hay escapatoria —reprendió Susa Mikoto con rabia.
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