—Fan, creo que Mu-Cheng debería dirigir la empresa. Yo no puedo hacerlo. No he hecho ningún negocio durante más de diez años. ¿Cómo puedes darme un puesto tan alto desde el principio? No creo que pueda manejarlo.
Ye Xi-Mei estaba sentada en un lujoso despacho de la sucursal del Grupo Mufan, vestida con un traje de pantalón blanco y con el pelo largo recogido con un adorno de fénix. Desde la distancia, se veía elegante y hermosa.
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