—Mamá, lo sé. Siento haberte hecho preocupar. Estoy bien, estoy muy bien. Mamá, espérame en casa, llegaré pronto. No iré a ninguna parte este año, y pasaré el Año Nuevo contigo —contó Ye Fan alegre mientras se obligaba a sonar tranquilo y a sonreír.
Pero las lágrimas ya habían empezado a correr por sus mejillas. Si Li Er, Chen Ao y el resto vieran el aspecto de Ye Fan, de seguro se escandalizarían.
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