Ye Fan miró con arrogancia a la mujer que tenía delante con una fría sonrisa en el rostro.
—Qiu Mu-Cheng, Qiu Mu-Cheng. Sólo sabes que uno no debe incurrir en la ira de la familia Li, ¡¿pero sabías que tampoco debes incurrir en la ira de tu hombre?!
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