Correr era lo mejor que podía hacer en ese momento. Sólo eran dos mujeres débiles, así que, si aquel borracho llamaba a más gente para acorralarlas, la situación las superaría.
Así que Qiu Mu-Cheng no pudo esperar a que Su Qian saliera de su conmoción se apuró a arrastrarla fuera. Pero antes de que ambas pudieran llegar a la puerta, alguien ya la estaba bloqueando.
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