—¡Hmm! Fan me alimentará. No hace falta que te molestes —se burló Lu Wen-Jing mientras volvía la cara con rabia hacia Lu Ming-Ze.
Lu Ming-Ze sintió que esa hija sería su muerte. Sólo habían pasado unos días. ¡Y ahora ya no quería a su papá! ¡¿Sólo tenía ojos para Ye Fan?!
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