Qiu Mu-Cheng le habló tan enojada a su madre que incluso su rostro estaba carmesí.
—¡Cállate la boca! Chica estúpida, no te estaba hablando a ti, ¡así que no interrumpas! Estábamos pidiéndole a Fan y no a ti. ¡Cuida de tu propia compañía y déjanos en paz!
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