La sala estaba repleta de asistentes con máscaras que les cubrían el rostro. Era una medida necesaria para garantizar su seguridad.
Antes, se habían producido algunos incidentes en los que alguien había atacado a los pujadores y les había robado los objetos subastados. Por eso, los organizadores decidieron realizar la subasta de forma anónima para proteger la seguridad de los pujadores. Así, los malintencionados no sabrían quién había ganado la puja.
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