Sin inmutarse por los rugidos de rabia del hombre, Ye Fan miró fríamente al primero desde arriba.
—¿Por qué no? Mi habilidad marcial ha sido transmitida por los ancestros de la familia Chu. Yo, Chu Tianfan, soy el verdadero heredero de los secretos marciales de la familia. Tú y tu hijo, en cambio, no son más que los fracasos de la familia. Que irónico es que ustedes, los perdedores, reclamen la legitimidad. Tu Invocación del Cielo Celestial es una patética falsificación. Tu Cuerpo del Dios Dragón está a medio entrenar en el mejor de los casos. La única razón por la que has podido permanecer como patriarca de la familia Chu durante tanto tiempo es que tienes el privilegio de haber nacido varias décadas antes que yo.
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