Emmanuel y la mujer de blanco maldijeron al mismo tiempo. Benicio continuó riendo.
—Jaja, ¡ustedes dos hacen una buena pareja! En este mundo, las mujeres hermosas siempre están emparejadas con perdedores, no con chicos guapos. ¡Llámame afortunado esta noche porque podré saborear el cuerpo de la Santa! Jeje....
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