No esperaba que el hombre fuera tan insensible. Después de soportar un plato tan horrible, seguía comiendo los langostinos picantes, lo que hacía que Renata se sintiera aún más satisfecha, demostrando que su cocina era en realidad deliciosa. De lo contrario, ¿cómo podría un hombre tan simple caer en ello de nuevo?
—¡Maldición! ¿Por qué está tan picante? ¡Me está matando! ¡Ah!
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