En el jardín de magnolias, las cosas no iban bien para Eric, se encontraba acorralado. En su segundo movimiento, Giancarlo lanzó su Tajo Etéreo. Su espada brilló con una luz dorada, creando arcos impresionantes en el aire. Virgilio y Hiram no pudieron evitar admirar a Giancarlo. Era impresionante que hubiera alcanzado un nivel superior al de un gran maestro incluso antes de cumplir los treinta: su talento era notable.
Sin embargo, Eric golpeó la muñeca de Giancarlo justo cuando éste blandía la espada. Giancarlo lanzó un grito de dolor cuando la espada se le escapó de las manos, girando hacia atrás y clavándose en un árbol cercano.
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