Sin embargo, ni Emmanuel ni Camilo parecían darse cuenta de ello.
—¡Eh! ¡Eh! —Al ver que el Bentley se alejaba a pesar de sus gritos, Emmanuel se puso nervioso y volvió a pisar a fondo el pedal. Incluso le dijo a Camilo que se asegurara bien el casco y se sentara bien.
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