Los dos asesinos atacaron con rapidez por detrás en dos direcciones. Pronto, la mujer de rojo se dio cuenta de que Camilo tenía una gran fuerza, pero no era tan ágil como Emmanuel. Ella aprovechó la oportunidad y apuñaló a la mujer en sus brazos con su hoz.
—¡Je, je, misión cumplida!
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