—Ya que creen tanto en la justicia de este mundo, esperemos y veamos juntos. ¡De verdad espero con ansias la mirada de desesperación cuando empiecen a gritar! —Adán y Elías continuaron burlándose.
Macarena optó por ignorarlos. No podía creer en el presidente de la Cámara de Comercio de Nután, pero creía en Emmanuel. ¡Ella creía en su esposo!
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