—¡Vamos! ¡Apúrense! ¡Tenemos que hacer esto juntos!
Decenas de empleados del parque de diversiones intentaron levantar la rueda de la fortuna, pero la estructura era tan pesada que no se movía. Era demasiado pronto para decir si Hernán tenía suerte o no. Su cabeza estaba atrapada debajo de la barandilla de hierro de la cabina. Por suerte, la estructura no se derrumbó sobre él. De lo contrario, la rueda de la fortuna habría aplastado su cabeza en lugar de solo desfigurarlo.
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