Al recibir esta noticia, Macarena dejó su postre por temor a que su hermana hubiera sufrido la noche anterior.
—¡Mira, ahora es el turno de Solano! —La emoción se apoderó de repente de Federico en ese momento. La pareja centró su atención en la arena, donde Solano estaba calentando, pareciéndose a un niño haciendo calistenia debido a su baja estatura. Por otro lado, su oponente era un hombre musculoso y alto, que exudaba una presencia intimidante.
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