Antes del amanecer del día siguiente, Macarena salió de su tienda y desafió el viento cortante para dirigirse a la orilla del lago.
—Su Santidad, ¿por qué se levanta tan temprano? Este viento del lago es brutal; ¡no puede estar aquí así! —Renato llegó rápido a su lado, con evidente preocupación.
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