—¡Lo maté!
—¡¿Qué?! —Después de escuchar las palabras de Emmanuel, a Macarena le importó un bledo preservar su pudor, sorprendida, de manera instintiva trató de levantarse de su asiento, sin embargo, el limitado espacio del interior del auto la obligó a volver a sentarse, con ojos fríos, miró fijo a Emmanuel y exclamó:
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