Capítulo 738 Entrando a escondidas en la oscuridad
—Sí, Señor Quillen.
Alfredo asintió con las mangas remangadas y se fue en silencio. Después de regresar a su habitación, Felicitas se dio un baño tranquilo y se cambió de ropa. Al levantarse de la bañera, no llevaba nada debajo excepto un albornoz blanco, que cubría su figura amplia y curvilínea. Aunque tenía cuarenta años, mantenía muy bien su figura. Su trasero era claro, redondo y firme sin parecer muy grande, sin mostrar signos de haber sido madre de tres hijos.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread