—Sí, Carlos Olveira —dijo Ximena con suavidad, la cabeza baja, y los ojos brillantes con un toque de tristeza—. Después de que regresáramos de Yemen, la familia Olveira me llevó de vuelta a Zovenia. Fue entonces cuando conocí a mi tío, Teo. Era muy amable conmigo, siempre llevaba una suave sonrisa. Fue él quien me dijo que yo era la hija de su difunto hermano, Carlos.
Emmanuel no interrumpió su relato, aunque no creía que Teo fuera tan benévolo como aparentaba. Sólo quería escuchar primero la historia completa.
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