Como todo el mundo la miraba a ella, por instinto miró a Gonzalo. Sin embargo, la mirada de Gonzalo nunca se apartó de Macarena, sin siquiera encontrarse con sus ojos. Tales detalles no escaparon a los ojos de Emmanuel. Podría decirse que la actuación de Gonzalo era demasiado buena. No había forma de descubrirlo.
—Puede que no entienda de estos asuntos, pero soy en efecto la legítima esposa de Don Quillen —dijo Marla con voz temblorosa.
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