—Sigamos —exclamó Camilo.
El hombre los animaba. Sin embargo, todos los presentes, excepto Camilo, ya se habían bebido un vaso de licor. En la cuarta ronda, el equipo de Emmanuel perdió una vez más. Este último se dio cuenta de que Macarena era demasiado sorprendente y obstinada. Se trataba de un simple juego de beber. Aun así, ella se negaba a perder.
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