Capítulo 2316 ¡Soy el santo guardián de la unidad de guerreros lobo!
—Jejeje… —Camilo bajó la cabeza, una silenciosa risa se le escapó—. Jajaja… —Su risa se hizo más fuerte, resonando por todo el campo de batalla y congelando a todos en su sitio.
Adolfo miró a su hijo en silencio, una sensación desconocida se apoderó de él. Camilo siempre había sido obediente, nunca cuestionaba las órdenes de su padre. Pero ahora, de pie ante él, ya no parecía el mismo chico. Había crecido, no solo físicamente, sino en espíritu.
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