—No quiero escuchar tu excusa. ¡Debes pagar el precio por poner un dedo sobre mi familia! —Tiziano gruñó.
Los invitados estaban aterrorizados por su autoridad. Roselyn se sorprendió al ver que el anciano, por lo general amigable, se enojaba. Su autoridad y asertividad se parecían a un león, el rey de las bestias.
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