Benicio dejó para sí a las dos mujeres más bellas, mientras Emmanuel resoplaba para sus adentros, antes de buscarse un sitio donde sentarse y descansar la vista mientras esperaba su turno.
Cayetano, que había sido engañado antes, se sintió aún más ansioso al ver esto. Había pensado que había tomado un blanco fácil, pero ahora se daba cuenta de que se enfrentaba a un rival duro. Los demás también estaban desconcertados, pero con dos Rango S vigilando al Guerrero Lobo, parecía que no hablaba por hablar.
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