—¡Jaja! Ustedes, tortolitos, pueden guardar su afecto para más tarde. Permítanme terminar. —Said sonrió con torpeza—. Adrián Sagasta, el instructor de demonios de Tulipanes, y yo somos amigos. Mencionó el paradero de Camilo cuando se puso en contacto conmigo para participar en el Gran Enfrentamiento Marcial de Nután.
—¿Adrián Sagasta? —Emmanuel reconoció el nombre. En Tulipanes, la reputación de Adrián rivalizaba con la de Said como el Lobo Nocturno de la Región Norte—. ¿Qué dijo con exactitud?
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