Ángela observó las expresiones de Beto y Cornelio y no pudo evitar compadecerse de ellos. Habían provocado al Lobo de la Región Norte, y ahora su destino estaba sellado. De repente, Jonás bajó la cabeza y se le escapó una risita siniestra. La risita se hizo más fuerte y se convirtió en una escalofriante carcajada que reverberó a su alrededor.
El público no pudo evitar fijarse en su parecido con un personaje de un videojuego. Al principio intrigados por su espeluznante risa, pronto la encontraron escalofriante. Jonás no contuvo su intención asesina. Bajo los focos, todo su cuerpo parecía desprender una tenue energía negra.
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