Era la hora punta después del trabajo. En cuanto el Bentley en el que viajaba Macarena pasó un semáforo, se formó una larga fila de coches detrás de ella. Por eso, aunque Camilo sólo estaba a un semáforo de distancia, al instante se quedó muy atrás. Y no sólo eso, ¡se estaba formando un enorme atasco!
—¡Maldita sea! —Golpeó el volante con la mano. Luego, abandonando su Land Rover, que costaba más de dos millones, salió del coche.
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