—¿No ha notado que a su hija le gusta Emmanuel? —Ana continuó, con la mirada fija en la pantalla del teléfono.
Para una soltera como Ana, era natural que Juvenal también pudiera percibir los sentimientos de su hija hacia Emmanuel. De hecho, él sabía que era porque Renata estaba enamorada y no quería ir a citas a ciegas.
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