—¡No me rendiré, así como Emmanuel no se rinde todavía!
Macarena apretó con suavidad los labios mientras respondía con seguridad a sus tías. Beatriz sacudió la cabeza y contuvo a Samantha, que estaba dispuesta a persuadir más. Samantha asintió, resignada. Dado que Macarena estaba ahora al mando de la familia, no tenían más remedio que tener fe en sus decisiones.
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