—Estoy... estoy bien. —Macarena sonrió con sutileza a Emmanuel. La usualmente fría Macarena mostraba un toque de ternura en ese momento.
Al ver a su esposa desaliñada y con la muñeca hinchada, Emmanuel no pudo contener la ira que sentía. Esta se intensificó aún más.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread