Rubí había estado esperando junto a la puerta y no pudo evitar suspirar cuando vio el Maserati que valía varios cientos de miles. Ella creía que mientras pudiera conquistar el corazón de Ricardo, podría exigir 50 mil como precio de novia, junto con un auto nuevo y una casa. Emmanuel se había casado con una mujer súper rica, así que tendría que ayudar a Ricardo, ¿no? Por lo tanto, tenía que actuar bien hoy y cambiar las tornas.
—¡Ricardo, por fin has vuelto!
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