—Puede que no sea tan malo como parece. Sin embargo, eso no quiere decir que sean buenas noticias.
Tiziano soltó un suspiro profundo y se alejó con las manos en la espalda. Poco después, Alfredo lo siguió con la cabeza agachada. Cuando regresaron a la sala, vieron acercarse a Felicitas en dirección contraria. Alfredo se percató de que la mujer se dirigía hacia la habitación de Macarena y no dijo nada para detenerla. En ese momento, Felicitas tocó la puerta de la habitación de su hija y al no recibir respuesta, la abrió con un suave empujón.
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