Capítulo 1930 Su fuente diaria de felicidad
Ya no había intrigas ni puñaladas por la espalda en la oficina. Aunque las hubiera, nadie se atrevía a sacarlas a la luz. Es cierto que el ascenso de Julia de reportera a presentadora era algo que despertaba envidias. Sin embargo, ahora que todos conocían sus capacidades y su poderosa trayectoria, ya nadie se atrevía a meterse con ella.
Hoy estaba sentada en su despacho haciendo una pausa cuando recibió unas fotos del paisaje ártico que le había enviado Eduardo. En su selfie estaba vestido con equipo de alpinismo, tomado a la antigua desde un ángulo extraño, pero Julia podía ver que disfrutaba mucho de su trabajo en el Ártico.
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