Capítulo 277 Chalé escondido
Elías frunció sus cejas y su mirada se volvió muy gélida, como si quisiera cubrir su corazón con una capa de hielo. Al verlo así, Anastasia se petrificó y sintió que sus piernas se ponían débiles. Si debía irse o no era la pregunta del millón en su cabeza en ese momento, mientras ella seguía parada ahí, incómoda y con su cuerpo tenso, aunque él ya se estaba acercando. Su ira parecía que había menguado y su mirada cambió a una brillante y cálida.
—¿Te asusté? —habló después de respirar profundamente.
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