Capítulo 594 Cariño, ayúdame
Elías había perseguido al pequeño animal por todo el jardín y no se había dado de que, en el proceso, tatos sus calcetines y zapatos estaban empapados, así como la parte baja de sus pantalones y su camisa mojada por el agua de la lluvia, sin mencionar que, hasta su cabello, el cual por lo general siempre está perfectamente peinado, colgaba sin fuerza gracias al agua que había caído de los árboles. No obstante, de él desprendía un aura amable y cariñosa, lo que era un encanto diferente en él.
En el vestíbulo.
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