Capítulo 664 El viaje cuesta arriba
En cuanto Arturo entró al auto, el guardaespaldas que conducía el auto se sentó derecho y puso una cara seria. Por su parte, Emilia, quien había visto a Arturo entrar en el auto de Sofía, estaba furiosa. Era una lástima que los autos ya se hubieran puesto en marcha, si no, le hubiera exigido que se subiera a su auto.
En el auto, Arturo cerró los ojos como si fuera a tomar una siesta. El sol de la tarde se extendía por su cara, resaltando los rasgos elegantes y refinados de su apuesto rostro. No dijo ni una palabra, lo cual, causó que el ambiente dentro del auto se sintiera incómodo y pesado. Todos podían sentir una inmensa, pero silenciosa, presión sobre ellos. Toda alegría y emoción huyó de la mente de Sofía. ¿Por qué estaba ahí?
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