Capítulo 881 El malentendido
Luego Ángela se movió como si se acercara a sus pantalones y Rogelio la sostuvo de la muñeca al instante para detenerla por completo, pero después ella se deslizó hacia abajo para colocar su cabeza sobre su regazo; ella tiró de la liga que sostenía su pelo y dejó que cayeran sus tramos largos de cabello sobre sus muslos y sus hermosos ojos rasgados brillaron suavemente debajo de la mirada de Rogelio. Ella lucía tan atractiva, pero su mirada era, a la vez, pura e inocente. La luz del sol que entraba por la ventana hizo que su piel luciera tan blanca como la nieve y sus mejillas estaban un poco sonrojadas por la pena; era tan encantadora que él había quedado hipnotizado.
Parecía como si Rogelio tuviera cierta dificultad para respirar y su mano aún sujetaba su muñeca, pero él no tenía la más mínima idea de qué hacer en ese momento. Después de todo, ¡Ángela era una mujer! Ella sabía a la perfección cómo hacer a un hombre contento con sus lindas apariencias, la cual sonrió mientras que en sus ojos se reflejaba su orgullo.
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