Capítulo 296 Esas no son más que palabras vacías
Se habían hecho las 9:30 de la noche en algún punto. Anastasia bostezó de manera inconsciente mientras que miraba por la ventana y se grababa en su cabeza ese cielo nocturno de otoño; daba al parecer que el invierno ya se asomaba. En ese momento, escuchó un ruido que provenía de la entrada principal al chalé y supuso que se trataba de Elías y Alejandro, quienes habían regresado de su caminata. Tan pronto como salió para saludarlos, vio que Elías sostenía a su hijo entre sus brazos mientras que este dormía con un abrigo que le pertenecía al hombre cubriéndole el cuerpo. Estaba sorprendida, así que se apresuró hacia ellos y preguntó:
—¿Cómo fue que se quedó dormido?
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