Capítulo 385 ¿En verdad te gusto?
El hombre tenía que dejar sus celos de lado y darle algo de espacio y libertad. Una vez que se fue, Anastasia regresó a la oficina de Franco y se encontró con Érica jalando la manga de su camisa; lo estaba molestando.
—¡Papá, te juro que yo también puedo hacer todo lo que Anastasia puede! ¡Por favor, déjame trabajar para ti!
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