Capítulo 40 Nada ha cambiado
En el camino, Miguel recibió una llamada de su abuela. Sin embargo, ya que él había acordado acompañar a Anastasia y a su hijo a almorzar, decidió que sólo volvería a la residencia Palomares para cenar en la noche. En el restaurante, Miguel habló de sus planes de volver al país. Esta vez lo había hecho para heredar el negocio familiar.
―¿Qué es lo que hace tu familia exactamente? ¿Puedes decirme en específico? ―preguntó una Anastasia, curiosa.
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