Capítulo 1680 Línea de vida
Como la villa era demasiado espaciosa y estaba vacía, salvo por Malteada, que tenía en brazos, Eliza perdió el apetito para cenar y se limitó a quedarse en el sofá del salón. Justo entonces, sonó su teléfono.
Al instante se sobresaltó asustada, pero al ver que la llamada era de Alejandro, dejó escapar un pequeño suspiro de alivio y contestó: —¿Hola?
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